Eriko Stark: el fotógrafo de la comunidad LGBTQ+ en la CDMX
Vida nocturna, encuentros tras esferas de luz neón o bombillas parpadeantes, comunidad, reinas del drag y el vagón número 8 del metro de la Ciudad de México, como puntos de reunión donde todas las identidades se celebran, expresan, experimentan y visibilizan por medio del ojo de la cámara, del fotoperiodismo y la poesía.
Erik Meneses Murguía, mejor conocido como Eriko Stark, es originario de Tepito. Su viaje por el arte inicia en la crónica visual de la comunidad drag de la CDMX. Su trabajo —inicialmente un medio para documentar la vida en una comunidad artística— ha traspasado las texturas de la carne, su narrativa ahonda el corazón palpitante de lo erótico, lo clandestino, la violencia y las problemáticas vertidas como la cera en la piel de la comunidad LGBTQ+.
Stark plasma visual y poéticamente las ideologías de género, la libertad de la identidad, del ser, de la expresión personal y corporal, buscando asimismo la interseccionalidad de los espacios que lo rodean y en los que ha podido intervenir con una cámara en mano.
En su colección “Retrato de una vida divina” (2018) captura los comienzos de un antro queer, documenta la noche de inauguración y lo que sucede la noche siguiente y la siguiente tras su residencia en ese espacio.
Los últimos vagones se habían convertido en una resistencia gay
En otros de sus trabajos explora temas complejos como el voyeur y el encuentro clandestino, en su obra titulada “El 8° pasajero. Un catálogo de la sexualidad gay clandestina” da visibilidad a los rostros que frecuentan el octavo vagón del metro de la CDMX, un lugar que era conocido como un lugar de encuentro para hombres gay.
Con una serie de fotografías en forma de retrato, Stark documenta distintos encuentros con alrededor de 100 hombres que buscan una relación física o seria. Tras una investigación del lugar y su experiencia fotografiando, se pudo dar cuenta cómo los últimos vagones se habían convertido en una resistencia gay.