El cuerpo en el arte
El cuerpo es la naturaleza, se sienta bajo un árbol y se funde con las raíces, se le clavan en la espina, sus nervios le empujan a articularse, a mostrarse desnudo. El cuerpo es la obra de arte que permite que todo lo demás se desarrolle, que las pinturas se hagan al óleo o con alquitrán, que las esculturas imiten un cuerpo jovial o imaginen uno agonizando.
El cuerpo se percibe por membranas, cada una representa un campo de estudio distinto —como la biología, la nefrología o el esoterismo—, y desde los órganos conectados hasta la manta de piel que lo recubre, cuatro vértebras cervicales y una torácica hacen que los nervios se estiren y permitan la flexión de los dedos, y cuando el cuerpo sostiene el pincel para teñir el lienzo de una fauna exótica o un autorretrato, la membrana asciende al nivel del espíritu.
No es difícil comprobar que nuestra columna vertebral permite que hagamos arte, los riñones de Duchamp le permitieron vestirse de drag e intercambiar cuerpos con Rose Sélavy, su álter ego en femenino. Los pulmones de Robert Smithson aguantaron una pieza de 4,6 m de diámetro x 460 m de largo en pleno lago salado de Utah. No hay cuerpo sin arte y no hay arte sin cuerpo.
Ana Matey sostiene que el cuerpo es nuestra primera herramienta natural
Y el cuerpo perecerá, los signos vitales no responderán a los desfibriladores que golpean su pecho, ningún intento de salvarlo hará que éste vuelva a vivir. Y esta suerte de pesimismo no es arbitraria, estimula la manera en que hemos de agarrar al tiempo por los cuernos y ajustarlo a nuestros términos.
Bailemos. La danza ilustra con facilidad eso que no podemos decir con palabras. No Cuerpo significa muchas cosas que aquí me es difícil explicar, pero confío en que las experiencias corporales lo hagan. Juntémonos a hablar de arte y a mitad de la conversación démonos cuenta que estamos hablando de cuerpo; juntémonos a tomar café y a mitad de la charla vayamos a tirar los desechos por lo diurético.
Nuestro cuerpo ama, el corazón es un romántico pero ni con todo su «romanticismo» podrá sobrevivir sin los pulmones. El cerebro es muy soberbio, pero es una masa sin funciones cuando le han tajado el intestino delgado. No amamos con el corazón o con el cerebro, no acumulamos experiencia en unas partes del cuerpo y en otras no, cada emoción impetuosa se apodera de nuestras fibras, porque somos la totalidad de nuestras membranas y no sólo las células sueltas, disolutas, que no encuentran dirección.
Las cátedras del arte son muy interesantes, y animo al lector a conocer más de sí mismo en este viaje del cuerpo. Lo que hoy me ocupa es que No Cuerpo —en este instante— se refiere a lo que comenta Joseph Beuys:
Reconocernos como artistas nos hace estar realmente vivos
Y No Cuerpo se transforma como las células, gana experiencias y para la misma persona puede significar algo hoy, y algo totalmente distinto mañana. Lo importante es mantenerlo vivo, perdurando más allá de sí mismo, plasmarlo en el tiempo.