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El colectivo de mujeres de la CDMX que buscan cuidar la Tierra a través de la cocina
El origen y la diversidad de los alimentos de nuestro pais por medio de una perspectiva feminista: Colectivo Amasijo
En un mundo donde la comida muchas veces se ve solo como mercancía, un grupo de mujeres ha decidido desafiar esa noción. El Colectivo Amasijo, formado por mujeres de distintas edades, orígenes y vocaciones, tiene una misión clara: regenerar nuestro vínculo con la comida y la tierra.
La comida que consumimos no es simplemente mercancía, sino una red de interrelaciones que nos conectan con la tierra y con lo ancestral
Raramente reflexionamos sobre el origen de los alimentos y cómo nuestra dieta impacta en el cambio climático. Este colectivo nos invita a cuestionarnos y a considerar las repercusiones ambientales de lo que elegimos comer.
A través de talleres, proyectos artísticos, investigaciones y eventos culturales, el Colectivo Amasijo usa distintas plataformas para difundir su mensaje. Desde performances hasta celebraciones en espacios culturales, están ampliando nuestro conocimiento culinario y reflexionando sobre el papel histórico de la mujer en la cocina.
Martina Manterola, una de las fundadoras del colectivo, señala:
“Más allá de haber querido tener un restaurante, que muchas veces legitima la violencia, el machismo y la injusticia laboral, nos interesa crear un grupo que compartiera conocimientos. Creo que es importante empezar a crear espacios de convivencia, escuchar las historias de las distintas mujeres productoras del país y generar redes sociales cada vez más fuertes”
—Martina Manterola
El Colectivo Amasijo ha llevado a cabo varios proyectos de gran impacto social. Por ejemplo, TORT(GUERR)ILLA, realizado en colaboración con la artista brasileña Marilá Dardot, se centró en resaltar la memoria histórica feminista a través de tortillerías en la Ciudad de México.
También han lanzado proyectos educativos como La Milpa, La Escuela, que busca promover una educación más profunda y consciente sobre nuestros alimentos y nuestra relación con la tierra.
En última instancia, el Colectivo se ha convertido en un espacio seguro donde se otorga visibilidad a narrativas que durante mucho tiempo fueron ignoradas. Más que simplemente celebrar un origen o una memoria histórica, están creando una comunidad que reconoce nuestra responsabilidad hacia la tierra y hacia los alimentos que consumimos.