Fantasy from Chunkunbaby’s eye

Jocelin Valencia es tatuadora, ilustradora y artista multidisciplinaria de Tijuana. Si quieres conocer sus exploraciones en el mundo del tatuaje, la ilustración y la psicodelia, entra a @chunkunbaby; también puedes conocer su lado más libre, intenso y experimental en @d.e.a.r.95. Ambas caras de la artista son interesantes y nos muestran un mundo contradictorio, entre lo animal y lo mecánico. 

Su estilo de ilustración se inspira del arte pop japonés, como en su tiempo lo hicieron Vincent Van Gogh y Pablo Picasso de los grabados ukiyo-e, y es interesante porque ukiyo-e o «mundo flotante» refleja la tranquilidad y sensualidad de un Japón postguerra, todo bajo el manto de figuras etéreas que pueden ir desde la representación de demonios hasta escenas de género. 

Jocelin Valencia toma este arte pop japonés flotante y etéreo para crear personajes suspendidos en un claustro materno, cuyos colores y texturas emulan suavidad, fantasía, cosmos. Inspirada por genios de la animación como Masaaki Yuasa, la estética cyberpunk, cosas cute o kawaii, erotismo, naturaleza, fantasía, net art, inteligencias artificiales, transmedia, transhumanismo, música, internet, y un largo etcétera, parece que su materia prima es el mundo e inspirarse es una forma de sobrevivir.

De transhumanos a teriomorfos

Los personajes de @d.e.a.r.95 fluyen libremente, como el agua cristalina en las Maldivas, su gráfica nunca es estática, sugiere movimiento, levitación y un dominio del cuerpo y las formas que nos pone locos. De El guardián de la supernova al mapping Cyb0rg hay una narrativa visual que se nutre de toda una historia del arte, de las cosas y del mundo. 

Tan admirable y compleja es su obra, entre lo cute y lo perverso —aprendido por la ilustre escuela de la animación japonesa—, nos muestra un lado furro y transhumano: orejas de conejo en un cuerpo antropomorfo con un chip incrustado en el neocortex. Estamos en un momento de la vida donde la regresión a un paisaje bucólico, visceral, primitivo y bestial es coqueta, pero no podemos darle la espalda a los algoritmos que están construyendo —o destruyendo— un nuevo mundo. 

Jocelin agarra por los cuernos estos aspectos desbordantes y caóticos de la vida moderna —como la incertidumbre de un mundo distópico— y los convierte en arte. 

“Digamos las personas que hacen un deporte toda su vida o hacen ejercicio siempre, regresan a eso ¿no? Porque es la manera en la que sienten que su vida avanza, pues para mí es lo mismo, [hacer arte] es parte de mí, de mi día a día” 

— Jocelin Valencia

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